Es una propuesta que se nos ofrece para el día de Pascua a la vista del relato evangélico según san Juan y para realizarla de mañana. Sería algo así como ir a paso ligero, corriendo, para la celebración eucarística. Se mostraría asi nuestro deseo de encontrarnos con el Señor resucitado para que el nos perfume con la vida que salta todos los límites de nuestra estrechez humana, siempre abierta a los horizontes divinos.