SE ME APARECIÓ A MI

El Resucitado. No vi su rostro.

Sentí su mano sobre mi cabeza,

una caricia de luz, una brisa ligera 

de paz. Mano que amansa ruidos, 

y su llaga perceptible por la fe 

es signo de verdad.

PUERTA

de una hoja, 

resquicio de luz, 

aurora,

vespertino silencio, 

brisa, vuelo divino

imperceptible. Angosto 

camino de la vida.

HIJO

no comprendo. Mi corazón 

inquieto busca explicación. 

José y yo te buscábamos angustiados.

Nos duele tu ausencia, que te hayas

alejado de nuestros brazos. Pascua 

amarga cuando se hizo  de noche 

y nos faltabas. 

Qué es eso de mi Padre,

Hijo mío.

GLORIA INCOMPARABLE

 manifestada en un corazón 

abierto de par en par,

vida oculta, luz que brilla 

en la tiniebla, pan compartido,

justicia  superior a la de escribas 

y fariseos. Luz del Verbo 

en  cruz, grano de trigo 

floreciendo en una esquina.

MI CUERPO

 soy yo en persona,

trigo florecido 

en el surco de tu camino,

 cruz, se rasga la cortina,

calvario, corona 

de espinas,

marcado a fuego,

tu cuerpo  clavado,

me libera de cadenas,

me limpia.