REFLEJO DE LA SANTIDAD DIVINA

Eso es la virginidad.No es una exclusividad sino un camino tan válido hoy como antaño y que merece todo el aprecio por parte de la Iglesia y la necesidad de fomentarla, lo mismo que otras formas de consagración a Cristo.  Mal entendida se puede ver como una inutilidad pero vista desde la fe es un tesoro de vida y fecundidad que testimonia de una manera humilde la grandeza de la Majestad divina.

POBRES CRIATURAS

Dignas de compasión. Eso es lo que somos. Nada nos satisface y pensamos que con nosotros se rompieron los moldes. Y es cierto  que  somos irrepetibles y únicos pero el  mismo barro nos configura. Pero de qué podemos presumir. Limitados y limitantes lo único que de verdad nos ennoblece es el reconocimiento de nuestra propia finitud abierta al que todo lo puede. 

OH, CRUZ

me siento diminuto,
vivo abrazado a ti,
adherido a tu árbol frondoso
a mi Jesús que calla y ora,
gritando al Padre de los astros
la sed que le embarga,
regando con su sangre,
prístina bebida,
soledades y desiertos. 

SANTÍSIMO

No hay flor que se te compare,
No estás para adornar, sí para adorar.
Nos conformas a Ti.
¡Llena con tu inmensa presencia
la opacidad y el pétreo corazón
que te desea.
Cuélate, Señor, en nuestra historia!
Un despiste, el  sueño,
el letargo espiritual
o la lucidez momentánea
nos rendirán ante ti  para cantar:
"Tantum ergo sacramentum
veneremur cernui".

ROSTRO REFULGENTE

brillan tus vestidos
mientras orabas entre suspiros
por el éxodo de tu trayecto.
A lo alto del monte
nos llevas en volandas
con Santiago, Pedro y Juan
 y casi vencidos por el sueño,
se espabilan los oídos
y atrona suave una nube:
Este es mi Hijo amado:escuchadlo.

EL MALIGNO SEDUCTOR

nos envanece, disipa, nos arroja lejos de la fuente de agua viva, nos reseca, diseca, despelleja, nos desolla, en cuanto le damos pie. Aprovecha todas las rendijas para introducirse y alejarnos del que nada nos puede separar, el amor de Dios, si le ofrecemos un corazón contrito y humillado. 

EL ALTIVO

Es rastrero, enreda, siembra cizaña y discordia. Es el enemigo "number one" al que muchas veces secundamos. El altivo es minúsculo frente al Altísimo que nos protege y defiende y nos da la capacidad de luchar y superar la mezquindad y arrogancia del que influye e incita a la perdición. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mi. Laus Deo.