Eso es la virginidad.No es una exclusividad sino un camino tan válido hoy como antaño y que merece todo el aprecio por parte de la Iglesia y la necesidad de fomentarla, lo mismo que otras formas de consagración a Cristo. Mal entendida se puede ver como una inutilidad pero vista desde la fe es un tesoro de vida y fecundidad que testimonia de una manera humilde la grandeza de la Majestad divina.
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