Esa es una de las innumerables características del alma de esta doncella nazarena. Lo dejó todo por el Señor. Se arriesgó en fe y no quedó defraudada porque siempre tuvo clara su posición, o por lo menos no cesó de indagar en su corazón lo que Dios le pedía y le otorgaba. Sabiendo que aquel de quien se fiaba era Poderoso se dejó ver y abarcar totalmente por El.
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