Sin humo ni trompetas,
suspiro de la luz
nacida del sobresalto del corazón
de la joven María,
un ángel la abordó
con un destello de Dios,
incomparable,
y las palabras, reconocimiento y anuncio,
sellaron llamada y respuesta,
el don de la vida nunca imaginada
pero posible por un "fiat"
pronuciado en el secreto
de su cuerpo iluminado.