rayo de luz
en la noche,
mano amiga
abierta, agujereada
por el clavo feroz e implacable.
Defensor del débil rebaño
frente al lobo sanguinario.
Permaneces con nosotros.
Tu afán y tú tiempo los pasas
tarareando canciones, susurros,
silbando consuelos,
guiando nuestros pasos
a pastos verdes con lagos.
Tú das tu vida, tu alma, tu sangre,
a Dios tu padre nos regalas
para que tengamos vida,
sin miedo, en abundancia.