milagro, signo
de vida nueva, paz florida,
fuente de alegría, un río
que fecunda el desierto.
Niño que pastorea, luz
que brilla en la tiniebla.
milagro, signo
de vida nueva, paz florida,
fuente de alegría, un río
que fecunda el desierto.
Niño que pastorea, luz
que brilla en la tiniebla.
destello de vida,
fulgor del camino,
ilumina, despierta
del sueño y ostracismo
al que te anhela
en el rostro del que nace
en una esquina, en un rincón.
despojado de tus vestiduras,
cuerpo, barro como ofrenda,
un anhelo incesante:
unir las dos orillas,
crear un mundo nuevo.
que abre lo antiguo
y lo nuevo desvela.
Cuelga siempre en la casa,
donde el trigo se hace pan
y toda comida, fraterna.
del tronco de Jesé,
pastor tras la descarriada,
cálida mirada, brazo fuerte,
huella de una búsqueda apasionada.
Brote humilde, vida en lo seco,
árbol inagotable.
fuego inextinguible
nube luminosa, monte sonoro,
ley que incendia la oscuridad,
nombre poderoso,
vigor y esperanza,
sueño, desafío.
olivos, fragancias medicinales,
caminos, fuentes y riachuelos,
huertos de jazmines,
sombra, frescura,
mesa compartida.
esplendor del Altísimo,
infunde rayos de suave firmeza
en los que esperan la justicia.
Venda con sensatez
los corazones que te desean.
la cabeza de la serpiente.
Mujer del talón herido,
del valiente si.
Ruborizada
por la angélica aparición,
el silencio se cobija
en la estancia ventilada
y el eco de tu figura y voz
nos viste de gracia y vida.
va paseando Jesús
no pasando de largo
ante el trabajo de aquellos
que están pescando
o preparando sus redes.
Con su mirada desparrama luz
y un oleaje de vida que incontenible
llega hasta esta orilla donde estamos.