la que proviene de ti,
tu mismo derrotando
los sobresaltos,
las dudas y los miedos.
Haciendo brotar una alegría
que impide la firmeza, la propia fe,
por verse triunfador
obviando el sufrimiento previo.
Señor Resucitado
eres tan real
que hasta delante de ellos
pescado asado comes.
Bendita comunión
que restablece lazos
y los hace eternos.