PALPITACIONES

martes, 7 de julio de 2020

LA ESPESURA

 de la foresta devoró  más vidas  que la espada. Su filo cortante, doble en algunos casos,  quedó en calderilla en comparación con la punzante  mortalidad   a causa de los poblados bosques de encinas. Ay valiente Absalom colgado te quedaste de tu cabellera e indefenso expuesto a la maldad de los secuaces de David, tu padre. Las lágrimas de David  desgarran y empapan la Biblia de un dolor indecible, anticipo de la cruz donde quedó suspendido, entre el cielo y la tierra, el rey pacífico en su empeño de reunir a los hijos dispersos.

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