sandalias en los pies,
con tùnica vestido,
lavado y perfumado
el que entre cerdos andaba.
Banquete, danza, flautas sonando
por el hijo que ha vuelto
cuando nadie lo esperaba
a no ser su padre
que anhelaba su llegada
y antes del vestido, de las sandalias
y del anillo, al verlo a lo lejos,
sprintó, se enredó a su cuello
y lo cubrió de besos.
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