Ciudad abierta, espacio protegido para la vida, para el diálogo, para el encuentro. Una ciudad sin armas, desarmada. Un lugar para el respeto de las diferencias religiosas, políticas, culturales, sin discriminaciones de ningún tipo ni ofensas a la dignidad de cualquier persona. ¿Utopía? no. Jerusalén. Jesús derramó lagrimas por ella, lagrimas de amor y compasión por la terrible desgracia de esta doncella hermosa. Jerusalén ciudad de paz y justicia, icono de una humanidad herida necesitada de las vendas del amor y del respeto.
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