Su nombre es Jesús. Nació, fue dado a luz por María. Murió en la cruz. El gobernador romano de entonces en la provincia romana de Judea era un tal Poncio Pilato.
Ahora, en la era Trump, no está lejos de los que lo buscan con sincero corazón y se deja ganar por los que le profesan su cariño, su embelesamiento; a los que le ofrecen la riqueza de su amor, como se lo escuché estos días a alguien que me dejó tremendamente admirado, con palabras que rozan y son en verdad mística de alto nivel, la que se expresa desde el amor rendido, les devuelve tesoros incalculables de vida y amor.