En esa situación se halla todo aquel que vive desinstalado, sin tierra propia, de un lado para otro, incomprendido la mayor parte de las veces y sin posibilidad de echar raices, al pairo y exigido a realizar casi de inmediato lo que requiere tiempo. Casi no ha lugar a procesos porque aún no se ha terminado de pagar el tejado y ya tienes que tomar tus bartulos y a otra cosa mariposa. Si el vivir el evangelio en la Iglesia pasa por estas situaciones es para sentirse feliz.
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