De desatarle el calzado de sus pies. No merezco agacharme y sacarle su sandalia. No soy yo el que rescata, el fuerte, el que tiene derecho. Me conformo con gozar con su crecimiento, con reconocer su poder y gloria. Me basta con que El sea alabado. Quisiera saber crear el deseo del que es verdaderamente importante. Bendito segundo plano, bendito rincón desde donde poder contemplarlo.
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