ya duermes a pierna suelta;
río en el mar. Nadie te detiene.
Sin vendas ni vendaje,
aplomado, señorial,
servidor humilde, siervo bueno,
caminaste contra viento y marea.
Tu rosa perfuma
el libro de la vida
y no se mustia su fragancia fresca.
Ya vuelas, ya la entrega está plena.
Tu cuerpo ya no es límite.
Lleno de agudeza y perspicacia,
sabiduría e inteligencia,
ya saboreas la luz primigenia
volviendo al polvo de la tierra.
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