cómo hiciste para que a tu presencia
el ángel del Señor pudiese entrar,
si fue amaneciendo el día,
en la sobremesa,
a media tarde
o cuando el sol se despojaba de rayos y
brillos
y asomaba la luna.
Si tuviste algún presentimiento
o te sorprendió en tu rutina.
Cuándo caíste en la cuenta
que aquello era lo imposible.
Cómo quedaron tus ojos ante la luz
que desprendía la sombra divina
Qué tipo de silencio envolvió
la dialéctica comunicativa,
qué forma de escucha es necesaria
para que el milagro
que solo en Dios es posible
haya prendido en tu cuerpo
de esa manera
y seas fuente inagotable
de inspiración
de los que buscan a Dios
sin ser merecentes ni dignos.
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