Goiricelaya hasta la médula,
poso vasco, aguerrido y frescor humano
desde las raíces natales.
Vida a pie de calle y en el terreno
de juego donde el corazón se bate
entre derrotas y victorias con sabor
a Dios insuperable.
Incisivo de palabra y accesible
para los humildes y no arrogantes.
Herido por la cicatriz de lo humano
soñaba lo divino en la cruz
que atraviesa dolorosa
como zarpazo que no se aguarda.
Tu sonrisa de infancia , tu abrazo
y simpatía no se apagan
y triunfan sobre lo oscuro
de lo inexplicable.
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