No es una construcción etérea, sino la realidad que conforma el pueblo sacerdotal. Este ofrece sacrificios espirituales que se resumen en la ofrenda del mismo a imagen del único y verdadero sacerdote, Jesucristo . Las piedras que conforman esta edificación son los miembros vivos de la Iglesia. La comunión de los bautizados hace posible, por medio del Espíritu, que pueda agrandarse para que en el quepa toda la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario