Ese es el lugar de María, de la Iglesia; estar junto a la cruz donde la vida empieza con un peso tan dulce en su corteza. La importancia de la escena viene dada por la proximidad a lo que es el centro de la misma: una cruz en donde pende el Hijo. María estaba allí y ese estar junto al Hijo nos señala a nosotros donde tenemos que mirar. Y no se trata de ser un simple espectador sino un testigo de la vida, del Hijo, que se entrega por nosotros para que la tengamos en abundancia.
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