De Bastabales cando vos oio tocar mórrome de soidades. Esto escribía Rosalía de Castro. Pero hay otros sonidos de campanas como en Alsasua, hoy, que producen dolor escucharlas porque no anuncian sino violencia e impunidad. Es para lamentarse por la instrumentalización de las mismas para ponerse del lado equivocado, para apoyar el terror y el fanatismo excluyente. Quedan en el olvido aquel sonar reclamando la libertad de Miguel Ángel Blanco. Pidamos para que el lenguaje del corazón y del diálogo prevalezca sobre el lenguaje de las armas.
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