Supone entrar por los caminos de la simplicidad e inocencia para ser así inteligentes en el bien obrar y desconocedores del mal. Dios nos puede hacer expertos, con nuestra colaboración, en la caridad, en la castidad y en la verdad. Entre ellas hay una vinculación y circularidad tal que hace de la vida cotidiana un ofrecimiento al Altísimo, un canto de alabanza reconociendo la acción del Espíritu Santo, un obsequio agradecido por la fe recibida.
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