por la Escuela. Rostros llenos de luz
animados por el que soporta
la incomprensión humana
camino del Calvario.
Fuimos tras ese Jesús
caído y resucitado,
solo entre multitudes, al que ayuda,
de vez en cuando, algún cireneo,
alentado por su tutora académica
o delegada de clase.
Paso a paso por pasillo, escaleras,
hemos desembocado en el jardín
de los silencios,
con alcanfor y sin aguacate.
junto con María, nuestra madre,
hemos abrazado al Hijo amado.
Sembrado en nuestra tierra
como grano de trigo
ha florecido en los corazones
de los que participamos:
Profes de alto grado,
Alumnos valientes y audaces,
Pas laborioso y de valor innegable.
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