A sus hijos, Santiago y Juan, los vio Jesús cuando estaban en la barca con Zebedeo, su padre. Estaban recomponiendo las redes y Jesús los llamó. Y ellos, dejando la barca y a su propio padre, le siguieron. Y ahí comenzó una aventura de desarraigo con respeto a la familia y de cercanía con Jesús. Por ello esta escena, según san Mateo, nos sorprende por el comportamiento de la madre de Santiago y Juan. Porque ,sin previo aviso, un día ya avanzado el ministerio de Jesús, esta madre se acercó a Jesús con sus hijos y se postró ante El. Quiere que Jesús coloque a sus hijos en puestos de honor. Este desvío no solo refleja una cuestión maternal sino sobre todo el peligro del ansía de poder también en el seguimiento de Jesús; algo que, por supuesto, sigue siendo actual, desgraciadamente.