La amistad puede ser tan fuerte que lleve a extender la mano más allá de la consideración familiar. Como paradigma puede servir la tensión que se puede producir entre el seguimiento a Jesucristo - cuestión de amistad- y la renuncia a la propia familia.
Si la amistad no es lo suficientemente fuerte como para mover a la ayuda, queda la posibilidad que por ser molesto te concedan lo que pides y así despejar el camino. Con lo cual: objetivo cumplido. Que distancia tan grande entre la amistad y la molestia y sin embargo que buena es la importunidad cuando la amistad no es suficiente.
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