En este decidirse y arriesgar sembrando es como comienza esta dinámica espiritual que tiene que ver con la diversidad de lo real. Y es que Jesús a fin de cuentas es el primero y el último, el alfa y la omega. El nos abarca a todos y en su incorporarnos a Él no resuelve nuestra frustración y búsquedas pero si esclarece y hace posible nuestra lucidez. Bendito sea Aquel que viene despojado de poder y con semillas de amor para sembrar en nuestro campo.
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