Esta es la excusa perfecta para no asumir la misión encomendada. La juventud no es una ventaja sino expresión de inexperiencia,de falta de autoridad. El no saber hablar posibilita que Dios pueda realizar su cometido que no es otro el de manifestarse, de darse a conocer de modo humano sin sufrir la oposición del sabio. Por eso en el fondo la excusa y la falta de consistencia para transmitir un mensaje, se convierten en ocasión favorable en la oportunidad para que el Señor pueda llevar adelante su proyecto de comunicación. Tú incapacidad es necesaria para que lo divino se transparente en lo que humanamente es considerado como no válido. No es cuestión de ser perfecto sino de dejar que Dios se aproveche de nuestra imperfección.
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