a un palmo de ti,
al alcance de tu mano,
se desprende un perfume,
una lágrima
que resbala por su cara.
Envuelta en ropaje firme,
de una sola pieza,
junto a la cruz está
la mujer, la madre
con la palma abierta
y el alma atravesada,
en pie,
sin doblegarse,
arrostrando el oscuro silencio
en el mediodía donde se exhala
la vida, el agua y la sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario