rostro en tierra,
a un tiro de piedra
mis amigos se han dormido,
luna y olivos,
una sombra me aterra
soy un sollozo:
Padre mío, no me dejes
en esta hora,
me amarga este sorbo,
tiemblo, casi me derrumbo
pero si este es tu designio,
hágase...
Herido me revuelvo
en este susurro
a tu cobijo Padre
en este dolor
por la cruz y el olvido.
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