Quitar los sellos que impiden la verdadera y recta interpretación, la que proviene del Espíritu y hace posible el gozo y el compromiso en la vida. La Biblia no es un arma arrojadiza sino el espacio donde se dibuja Dios y nos muestra los trazos enamorados de la verdadera fe, la que se comparte y multiplica. De ella brota la luz y la alegría allí donde es recibida. En ella Dios es comprendido abiertamente y te orienta para no arrimarlo a tu ascua más interesada.
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