No es que Jesús no tire su piedra porque tampoco se vea libre de pecado sino porque siendo la luz del mundo, la manifiesta radiante con su misericordia. Con ello está en la entraña de la ley mosaica que en su esencia es la manifestación del Señor liberador que saca a su pueblo de la esclavitud, el Señor misericordioso por mil generaciones. Su perdón no es ir en contra de lo estipulado por la ley sino la verdadera ley, la del amor que genera vida y sabe pasar por alto el pecado, porque solo así se puede superarlo.
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