Se hizo Mesa, se hace Mesa y nos invita a nosotros a compartir la mesa. Por eso la Eucarisia es la Mesa del Señor. Participar en ella nos pone en el camino de abrir la casa, la mesa, el corazón y echar abajo los muros, los cerrojos, para facilitar que Dios pueda entrar en la propia vida y en la humanidad. El Señor Jesús nos hace comensales, nos hace mesas a nosotros para que compartamos con otros lo que compartimos con Él. Esa comensalidad es la verdadera amistad que El nos ofrece echando abajo la distancia y la indiferencia.
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