eso es la vida, gestos cotidianos, simples, de andar por casa que son los que manifiestan lo que somos. No hacen falta malabarismos para vivir y ser feliz. Vivir es abrir los ojos, oír el corazón, oler el pan, saborear el vino, caminar sin pisar flores, saludar, comunicarse. Y en estos días de pandemia, los detalles más insignificantes se vuelven trascendentales. Prestemos atención y vivamos con la mayor sencillez.
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