envuelto en vendas,
inmóvil, oscuro hueco,
atmósfera putrefacta
sin oxígeno en el cuerpo,
frío galopante en estos restos
que yacen en caverna
de prohibido paso.
Aquí se desmorona
la risa, la mirada
la luz del día,
la sal, la esperanza.
Solo tu palabra, tu rugido
de amigo
atraviesa este muro
de la muerte,
y me llama por mi nombre
y hace posible un camino
de retorno inimaginable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario