En el rocío de la mañana
la luz de tu orar se derrama
sobre la tierra
como un sudor de sangre
en el huerto de los olivos...
suspiros.
suspiros.
Y el desierto florece con tu presencia.
Desvelo divino,
ansia de amor, de vida por estrenar
en la soledad del yermo.
Olas de Dios
en tus ojos abiertos.
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