El camino que propone el Apostolado de la Oración se basa en el ofrecimiento que uno hace a Dios al comenzar el día. Ese momento de ponerse en marcha es significativo por la perspectiva que se abre para la persona. Todo está por estrenar y la vida se convierte en posibilidad. Entregarse a Dios con sencillez, da a las palabras y acciones que uno puede realizar un sentido y una luz que van más allá de lo que a primera vista podría pensarse. Pero lo del comienzo del día es una muestra del ofrecimiento total que uno pueda dar a Dios.¡ Que mejor que ponerse en las manos del que hace brillar su luz en nuestros corazones!
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