Estudiando crítica textual en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, el profesor Stefano Pisano, nos decía en clase,si no recuerdo mal, que a veces lo que faltaba de un pasaje por deterioro del soporte material era más significativo e importante que lo que se podía leer.Aquello que faltaba en el texto escrito se valoraba en orden a descubrir el texto mismo. La aplicación vital puede estar en que aquello de lo que nosotros carecemos dice mucho más de lo que pensamos. Nuestros vacios, oquedades, silencios pueden ser más elocuentes que lo que podamos decir.
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