Una forma de impedir el avance de algo pastoral, en nuestro caso, es descalificarlo, o calificarlo de forma tal que provoque la bajada de brazos, el desánimo, el cese de la actividad emprendida. Esto es lo esperable o lo que normalmente sucede. Por eso es preciso usar las armas del Espíritu, la valentía y el arrojo por el evangelio para seguir hacia adelante. El fermento es siempre más pequeño que la masa. El grano de trigo se siembra y eso es lo que hace posible un proceso imparable.
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