No son dos principios equivalentes. La prevalencia de la misericordia, referida a Dios, es incontestable. Pero no por eso creemos en un Dios melifluo sino en el Dios vivo que nos desconcierta porque El es distinto, Santo e incontrolable, en el sentido que aunque nosotros tengamos la capacidad de la búsqueda y de la inteligencia creyente, no por eso podemos decir que lo tenemos domesticado. El hecho de que en la Biblia se nos hable de un Dios donde la ira está presente es una garantía de que su misericordia no es calderilla.
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