PALPITACIONES

miércoles, 22 de marzo de 2017

LONDON

No nos sirve el lamento ni la condena sin más. Tampoco se trata de abrir la espiral de la violencia, ese laberinto infinito del que jamás se sale una vez que se entra en el. ¿Qué hacer, qué decir?  El problema de fondo es el de la humanidad, de su ser en la tierra, de las relaciones entre los humanos, de  como respetarse las religiones, razas, tribus, etnias y demás. Desde el inicio  todo homicidio es un fratricidio. Por eso no hay varita mágica para resolver el enigma de la humanidad y esto no es para resignarse al fatalismo. Es todo un reto que tiene que ver con el cada día y con la forma cotidiana de vivir, de ver, oír, hablar, pensar sobre uno mismo, sobre los otros y sobre Aquel que todo lo hizo de la nada.

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