Solo uno basta para que el desierto se vuelva jardín y mis sequedades queden transformadas en vergeles. Con tu agua los campos se llenan de flores y de frutos; basta con la escucha de tu palabra, río que fecunda mi orilla yerma y la vuelve fértil, indemne a todo ataque xilófago. Contra ti nadie ni nada puede; con ir al pozo a buscar agua, uno sabe que te encontrará sentado en el brocal aguardando mi sed de vida y amor. Y tu presencia hará el milagro de hacer de mi vida un manantial de agua que salta hasta la vida eterna.
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