No requiero tu voz grave,
cotidiana
ni tu forma de andar
que aligera mi cansancio.
No puedo exigir tu presencia.
Me basta con que existas;
esa es la gracia, tu ser,
el saber que vives
y aunque no te vea
se por la sed que de ti tengo
que la noche no es oscura
y que tu fuente de agua
siempre me acompaña.
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