Es todo lo que siendo importante y valioso está oculto para aquel que sería, precisamente, el que tendría que descubrirlo. Bendito seas Padre porque has escondido, oraba Jesús, la sencillez del misterio de Dios a los entendidos y se lo has dado a conocer a los humildes, a los pobres, a los que viven como si nada tuvieran. Porque solo aquel que es capaz de reconocerse falto de Dios puede hallarlo en el camino inesperado de cada día.
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