Había en el casco histórico de Vigo, un establecimiento comercial, en la calle real, por donde pasa el Santísimo Cristo de la Victoria, llamado El arca de Noé, perteneciente a la familia Cabanes, que estuvo regentado a su debido tiempo por Laura Cabanes. Trabajadora y emprendedora, mujer de profundas convicciones cristianas, de una profunda y tierna devoción a la Santísima Virgen María. Precisamente hoy Solemnidad de la Ascensión, en este 13 de mayo, Laura ha emprendido su vuelo, confiada en la bondad misericordiosa de Dios, a la otra orilla, la divina, en la cual ya no hay llanto ni dolor sino gozo sin fin. Con esta esperanza vivo su partida porque soy consciente de su fe y de su búsqueda de aquello que trasciende toda contingencia y toda transitoriedad. Viajera incansable, promotora de lo que era bello y bueno, de lo festivo y de compartir, deja tras de sí huellas imborrables de detalles generosos que se han plasmado en mejoras en espacios donde se celebra la fe y se instruye en la misma. En mi mismo llevo su generosidad y una alegría contagiosa, reflejo incontestable del misterio de Dios. Que descanse en el Dios en quien siempre creyó y esperó. Contará, mientras viva, con mi oración y se que velará por mi camino, en este peregrinar pasajero de la vida.
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