al Hijo de David,
Jesús, el galileo,
profeta de Nazaret
despojado de su manto.
De los gritos de victoria
de una multitud incontable
cuando entrabas en Jerusalén
a la súplica de Getsemaní
pidiendo al Padre:
líbrame de este cáliz de hiel
pero que sea como Tu quieras.
Brilla en el cielo la luna llena,
se presiente el terremoto,
se estremece la cruz con tu grito
y exhalando tu espíritu
devuelves la paz a la Tierra.
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