Jesús es el Cristo, el ungido de Dios. La Iglesia,representada por Pedro, es esencialmente la que cuida la fe como si fuese la única rosa. Este reconocimiento de la identidad profunda e interna de Jesús no es meramente una cuestión de conocimiento intelectual, un saber puramente teórico. Es el descubrimiento de la presencia salvadora y cercana de Dios que nos abre horizontes de vida insospechados.
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