Este aprecio por la Palabra de Dios, por la lectura de la Biblia, es una prioridad para nuestra vida de fe. Es un tesoro a descubrir cada día. Es el camino más recto y auténtico para encontrarse con el Dios vivo y verdadero y con la realidad en la que vivimos. De esta manera experimentaremos el amor maravilloso de Dios por nosotros, por todos. Así la lampara de Dios será el sol de nuestra vida.
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