El de María, para que nosotros también lo tengamos como el don más precioso. Un regalo divino que lleva consigo docilidad a las inspiraciones de Dios. Un interior renovado por la presencia de Dios que nos lanza al mundo. Y por eso vivimos con la confianza de saber que El nos acompaña. Un corazón nuevo que todo lo espera del Dios vivo que nos ha creado para El.
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