Es un hombre esclavo, dominado, falto de libertad. Es un hombre en el que el mal se ha aposentado y lo precipita a un abismo de cerrazón y tristeza. Pero dado que, si esto fuera palpable sería intolerable, adopta el hombre poseido de espíritu inmundo aparentar libertad y razonamientos juiciosos. Por eso no es fácil identificarlo. Ante la presencia de Jesús, descubre sus cartas y se quita sus máscaras. Y es que Jesucristo es la luz sin punto de oscuridad y pone al descubierto lo que esconden las tinieblas.
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