Tu eres mi Dios, por ti madrugo.
Mi alma está sedienta de Ti.
Dame la sed de tu rostro,
de enjugarlo del desgarro humano.
Dame la sed del camino en fidelidad a Ti,
la sed que nace del esfuerzo y del descanso por Ti.
Dame la sed del que grita en la cruz,
la sed del encuentro contigo
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